jueves, 17 de julio de 2014

Compartiendo historias

El día de hoy les traigo una "Historia sin nombre" que escribió un buen amigo mío. Aún estamos buscando un buen título para estas historias y es muy posible que comiencen a aparecer en "The Tales of Wisord". Espero les agrade esta historia y apoyen a mi amigo que comienza a escribir. También les anuncio que pronto tendrán de regreso a Wicards. En fin, aquí esta la historia.

Me encontraba caminando por una senda que atravesaba el campo. Bien vestido y con un sobre en la mano. Era esa carta que escribí hace tanto pero nunca te di. No sabía a donde iba ni de dónde venía pero extrañamente, seguía caminando, supongo que la razón eras tú. El camino bajaba dejando ver únicamente una colina que bordaba la pequeña senda. En la cima podía ver a una encantadora señorita en un vestido blanco con una corona de flores azules. 

Eras tú. Sabía muy bien que eras tú. El camino no subía entonces, sin dudarlo dos veces, salté la barda que bordeaba el camino y corrí hacia ti. Sonreías mientras subía. Me gritabas que subiera más rápido. Cada grito tuyo alimentaba el fuego de mi interior, me llenabas de energía. Cuando estaba cerca extendiste tu mano y mientras la tomaba el cielo se tornaba gris. Las nubes cubrieron el sol para cuando te tome entre mis brazos, me di cuenta que estabas llorando pero, sin responder a mis preguntas, te apartaste. Escuchaba el sonido de la tierra crujir bajo mis pies y el fuerte soplo del viento en todo mi cuerpo. Antes de que me diera cuenta ya bajabas la colina. Gritaba tu nombre pero no respondías. Antes de que te alejaras más, te alcancé, te tome de un brazo y te dije:

- Jamás te dejare sola - 

Volteaste levantando la mirada aun con lágrimas en los ojos diciéndome

- Pero yo ya te deje solo –

El viento sopló con tanta intensidad que lo único que podía escuchar era el sonoro crujir de raíces saliendo de la tierra mientras estas me sujetaban fuertemente. Te acercaste a mí
-perdón – dijiste

Estaba completamente confuso a lo que ocurría, no entedía lo que pasaba. Me besaste. Tus labios eran suaves pero tenían ese terrible sabor a lágrimas. Un beso con sabor a lágrimas duele pero el no saber si tu las causaste te mata por dentro. Las raíces sonaron con una fuerza que parecía que habían rugido, sentí la presión y como me llevaron lejos de ti, sin posibilidad alguna de impedirlo. Me lanzaron con tal rapidez al camino que al impactar con el suelo perdí la consciencia. Desperté en el mismo lugar donde salté la barda, en la cima de la colina. Ya no estabas tu pero si un árbol que parecía tener años ahí. No recuerdo haberlo visto antes. En la solapa de mi traje había una flor azul como las de tu corona y en mi mente una idea: tenía que seguir ese camino… hasta el día que te vuelva a encontrar.

Escrito por: Efraín Ortiz Villafranca
Edición por: Jesús Wisord Autumn Halliwell

Nos leemos pronto

No hay comentarios.: